Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados;
Una mujer que siendo joven tiene reflexión de una anciana, y en la vejez trabaja con el vigor de la juventud;
Una mujer que si es ignorante descubre los secretos de la vida, con más aciertos que un sabio y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños;
Una mujer que siendo pobre, se satisface con la felicidad de los que ama, y siendo rica daría con gusto todo su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud;
Una mujer que siendo débil se reviste con la bravura de un león;
Una mujer que mientras vive no la sabemos estimar, porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero que después de muerta daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios.
Esa Mujer es.. Mi Madre.
En esta pagina encontraras pensamientos, poemas y frases para meditar y quizas algunos chistes de los que me envian mis amistades a mi correo eléctronico. Espero les gusten.
domingo, 24 de junio de 2012
La Abnegacion de una Madre
Un joven con un récord académico excelente fue a solicitar un puesto directivo en una gran empresa. Pasó la primera entrevista, y debía presentarse con el director, quien hacía la última entrevista, y era quien tomaba la decisión final. El director observó que los logros académicos del joven fueron excelentes en todo momento. Desde la escuela secundaria hasta el postgrado, siempre había tenido excelentes calificaciones.
El director le preguntó:
- ¿Obtuviste alguna beca en la escuela?
El joven respondió:
- Ninguna.
El director le preguntó:
- ¿Fue tu padre quien pagó los gastos de tu escuela?
El joven respondió:
- Mi padre falleció cuando tenía un año de edad, era mi madre la que pagaba todo.
El director le preguntó:
- ¿Dónde trabaja su madre?
El joven respondió:
- Mi madre trabajaba lavando ropa.
El director le pidió al joven que le mostrara sus manos. El joven mostró un par de manos lisas y perfectas.
El director le preguntó:
- ¿Alguna vez ha ayudado a su madre a lavar la ropa?
El joven respondió:
- No, mi madre siempre quiso que yo estudiara y leyera más libros. Además, mi madre puede lavar la ropa más rápido que yo.
El director le dijo:
- Tengo una petición. Al volver hoy a su casa, limpie las manos de su madre, y luego venga a verme mañana por la mañana.
El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era muy alta. Así que cuando regresó a su casa, le pidió a su madre que le permitiera limpiarle las manos. Su madre se sintió extraña, y con sentimientos encontrados, pero le mostró finalmente sus manos a su hijo.
El joven comenzó a limpiar las manos de su madre poco a poco. En la medida que lo iba haciendo, sus lágrimas empezaron a salir de sus ojos. Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su madre estaban tan arrugadas, y con tantas callosidades y contusiones. Algunos eran tan dolorosos, que su madre se estremeció cuando él los limpió solo con agua.
Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de que ese par de manos que lavaban ropa todos los días, eran los que hacían posible pagar la cuota de la escuela y la universidad. Los moretones en las manos de su madre fueron el precio que pagó por su graduación, por su excelencia académica y su futuro.
Después de terminar la limpieza de las manos de su madre, el joven lavó toda la ropa restante. Esa noche, madre e hijo hablaron durante un largo tiempo.
A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director. El director notó lágrimas en los ojos del joven, así que le preguntó:
- ¿Puede usted decirme qué hizo y que aprendió ayer en su casa?
El joven respondió:
- Yo limpié las manos de mi madre, y también terminé de lavar toda la ropa que aún faltaba.
El director le preguntó:
- Por favor, dígame ¿qué sintió?
El joven le dijo:
- Ahora sé lo que es la apreciación. Sin la abnegación de mi madre, yo no habría tenido éxito.
- Al ayudar a mi madre a lavar la ropa, me di cuenta de lo difícil y duro que es su labor.
- He logrado apreciar la importancia y el valor de la relación familiar.
El director le dijo:
- Esto es lo que estoy buscando en mis gerentes. Quiero contratar a una persona que aprecie la ayuda de los demás, una persona que conozca el sufrimiento de los demás para hacer las cosas, y una persona que no tenga el dinero como su única meta en la vida. Usted está contratado.
Con el paso del tiempo, este joven trabajó muy duro, y recibió el respeto de sus subordinados. Cada empleado trabajó con diligencia y en equipo. El desempeño de la empresa mejoró enormemente.
Autor Desconocido
El director le preguntó:
- ¿Obtuviste alguna beca en la escuela?
El joven respondió:
- Ninguna.
El director le preguntó:
- ¿Fue tu padre quien pagó los gastos de tu escuela?
El joven respondió:
- Mi padre falleció cuando tenía un año de edad, era mi madre la que pagaba todo.
El director le preguntó:
- ¿Dónde trabaja su madre?
El joven respondió:
- Mi madre trabajaba lavando ropa.
El director le pidió al joven que le mostrara sus manos. El joven mostró un par de manos lisas y perfectas.
El director le preguntó:
- ¿Alguna vez ha ayudado a su madre a lavar la ropa?
El joven respondió:
- No, mi madre siempre quiso que yo estudiara y leyera más libros. Además, mi madre puede lavar la ropa más rápido que yo.
El director le dijo:
- Tengo una petición. Al volver hoy a su casa, limpie las manos de su madre, y luego venga a verme mañana por la mañana.
El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era muy alta. Así que cuando regresó a su casa, le pidió a su madre que le permitiera limpiarle las manos. Su madre se sintió extraña, y con sentimientos encontrados, pero le mostró finalmente sus manos a su hijo.
El joven comenzó a limpiar las manos de su madre poco a poco. En la medida que lo iba haciendo, sus lágrimas empezaron a salir de sus ojos. Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su madre estaban tan arrugadas, y con tantas callosidades y contusiones. Algunos eran tan dolorosos, que su madre se estremeció cuando él los limpió solo con agua.
Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de que ese par de manos que lavaban ropa todos los días, eran los que hacían posible pagar la cuota de la escuela y la universidad. Los moretones en las manos de su madre fueron el precio que pagó por su graduación, por su excelencia académica y su futuro.
Después de terminar la limpieza de las manos de su madre, el joven lavó toda la ropa restante. Esa noche, madre e hijo hablaron durante un largo tiempo.
A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director. El director notó lágrimas en los ojos del joven, así que le preguntó:
- ¿Puede usted decirme qué hizo y que aprendió ayer en su casa?
El joven respondió:
- Yo limpié las manos de mi madre, y también terminé de lavar toda la ropa que aún faltaba.
El director le preguntó:
- Por favor, dígame ¿qué sintió?
El joven le dijo:
- Ahora sé lo que es la apreciación. Sin la abnegación de mi madre, yo no habría tenido éxito.
- Al ayudar a mi madre a lavar la ropa, me di cuenta de lo difícil y duro que es su labor.
- He logrado apreciar la importancia y el valor de la relación familiar.
El director le dijo:
- Esto es lo que estoy buscando en mis gerentes. Quiero contratar a una persona que aprecie la ayuda de los demás, una persona que conozca el sufrimiento de los demás para hacer las cosas, y una persona que no tenga el dinero como su única meta en la vida. Usted está contratado.
Con el paso del tiempo, este joven trabajó muy duro, y recibió el respeto de sus subordinados. Cada empleado trabajó con diligencia y en equipo. El desempeño de la empresa mejoró enormemente.
Autor Desconocido
martes, 3 de abril de 2012
Decálogo de la Sinceridad
1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.
2. Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mi mismo.
3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en éste también.
4. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.
5. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura; recordando que, como alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
6. Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
7. Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer, y me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.
8. Sólo por hoy haré un programa detallado. Quizás no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré, y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
9. Sólo por hoy creeré firmemente, aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie existiera en el mundo.
10. Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.
jueves, 15 de marzo de 2012
Limpieza interior!
Estaba necesitando hacer una limpieza en mí: tirar algunos pensamientos indeseados, lavar algunos tesoros que estaban medios oxidados.
Entonces saqué del fondo de las gavetas recuerdos que no uso y no quiero más.
Tiré afuera algunos sueños, algunas ilusiones.
Papeles de presenté que nunca usé, sonrisas que nunca regalé.
Tiré afuera la rabia y el rencor de las flores marchitas que estaban dentro de un libro que nunca leí.
Miré para mis sonrisas futuras y mis alegrías pretendidas y las coloqué en una caja, bien ordenaditas.
Saqué todo de adentro del armario y lo fui tirando al suelo: pasiones escondidas, deseos reprimidos, palabras horribles que nunca hubiera querido decir, heridas de un amigo, recuerdos de un día triste.
Y también encontré otras cosas... ¡y muy bellas!: un pajarito cantando en mi ventana, aquella luna color de plata, el poner del sol.
Me fui encantando y distrayendo, mirando cada uno de aquellos recuerdos.
Me senté en el suelo para poder escoger.
Arrojé directo en el saco de la basura los restos de un amor que me hirió. Tomé las palabras de rabia y dolor que estaban en el estante de encima, pues casi no las uso, y las tiré afuera en el mismo instante.
Otras cosas que aún me hieren, las coloqué aparte para después ver lo que haré con ellas, si las olvido o las envío al basurero.
Era en aquella caja, en aquella gaveta en que uno guarda todo lo que es más importante: el amor, la alegría, las sonrisas.
La Fe para los momentos que más la necesitamos.
Recogí con cariño el amor encontrado, doblé ordenadito los deseos, coloqué perfume en la esperanza, pasé un pañito en el estante de mis metas y las dejé a la vista para no olvidarlas.
martes, 13 de marzo de 2012
Ama tu Vida
Todos los días...
Comparte unas palabras amables con un amigo.
Regala una sonrisa.
Escucha lo que alguien tiene que decir.
Escucha con tu corazón, lo que alguien no puede decir.
Trata de hacer algo nuevo.
Perdona a quien te ha ofendido.
Perdónate a ti mismo, por tus errores pasados.
Comprende tus imperfecciones.
Descubre tus posibilidades.
Haz un nuevo amigo.
Acepta la responsabilidad de todo lo que hagas.
Rechaza la responsabilidad de las acciones de otros.
Sueña un sueño.
Observa el atardecer.
Aprecia lo que tienes.
Aprecia quien eres.
Ama tu vida
El Poder del Desprendimiento
Si amas algo déjalo libre, no seas posesivo. Si vuelve es tuyo; si no lo hace, nunca lo fue. Incluso dentro de una relación amorosa, la persona necesita su propio espacio. Si queremos aprender a amar, primero debemos aprender a vivir en soledad, debemos aprender a perdonar, a sanar nuestras heridas, a soltar los sufrimientos del pasado. Cada relación es única. Cada nueva relación te recrea, te hace una persona distinta al abrirte a un mundo nuevo, el otro. Por tanto, no encadenes tu presente a tu pasado. Amar significa desprendernos de nuestros prejuicios, apegos, del ego y de los condicionamientos. Hoy dejo atrás todos mis miedos, el pasado ya no tiene poder sobre mí; hoy es el comienzo de una nueva vida. Cada día debemos aprender a morir y a renacer.
jueves, 8 de marzo de 2012
Oración por las Mujeres
ORACIÓN POR LA MUJER
Gracias, Dios Padre Bueno, por el amor que nos tienes; porque nos has creado a tu imagen y semejanza en la condición de varón y mujer; para que, reconociéndonos diferentes, busquemos complementarnos: el varón como apoyo de la mujer y la mujer como apoyo del varón.
Gracias, Padre Bueno, por la mujer y su misión en la comunidad humana.
Te pedimos por la mujer que es hija: que sea acogida y amada por sus padres,tratada con ternura y delicadeza.
Te pedimos por la mujer que es hermana: que sea respetada y defendida por sus hermanos.
Te pedimos por la mujer que es esposa: que sea reconocida, valorada y ayudada por su esposo, compañero fiel en la vida conyugal; que ella se respete y se dé a respetar, para vivir ambos la comunión de corazones y anhelos que se prolongan en la fecundidad de una nueva vida humana, participando así en la máxima obra de la creación: el ser humano.
Te pedimos por la mujer que es madre: que reconozca en la maternidad el florecimiento de su feminidad. Creada para la relación, sea sensible, tierna y abnegada en la educación de cada hijo; con la dulzura y la fortaleza, la serenidad y la valentía, la fe y la esperanza que van forjando la persona, el ciudadano, el hijo de Dios.
Te pedimos por las mujeres buenas y generosas que han entregado su vida para realizar la nuestra.
Te pedimos por las mujeres que se sienten solas, por las que no encuentran sentido a su vida; por las marginadas y usadas como objeto de placer y de consumo; por las que han sido maltratadas y asesinadas.
Te pedimos, Padre Bueno, por todos nosotros, varones o mujeres; que nos sepamos comprender, valorar y ayudar mutuamente, para que en la relación, amable y positiva, colaboremos juntos al servicio de la familia y de la vida.
Amén
Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán (México)
Gracias, Dios Padre Bueno, por el amor que nos tienes; porque nos has creado a tu imagen y semejanza en la condición de varón y mujer; para que, reconociéndonos diferentes, busquemos complementarnos: el varón como apoyo de la mujer y la mujer como apoyo del varón.
Gracias, Padre Bueno, por la mujer y su misión en la comunidad humana.
Te pedimos por la mujer que es hija: que sea acogida y amada por sus padres,tratada con ternura y delicadeza.
Te pedimos por la mujer que es hermana: que sea respetada y defendida por sus hermanos.
Te pedimos por la mujer que es esposa: que sea reconocida, valorada y ayudada por su esposo, compañero fiel en la vida conyugal; que ella se respete y se dé a respetar, para vivir ambos la comunión de corazones y anhelos que se prolongan en la fecundidad de una nueva vida humana, participando así en la máxima obra de la creación: el ser humano.
Te pedimos por la mujer que es madre: que reconozca en la maternidad el florecimiento de su feminidad. Creada para la relación, sea sensible, tierna y abnegada en la educación de cada hijo; con la dulzura y la fortaleza, la serenidad y la valentía, la fe y la esperanza que van forjando la persona, el ciudadano, el hijo de Dios.
Te pedimos por las mujeres buenas y generosas que han entregado su vida para realizar la nuestra.
Te pedimos por las mujeres que se sienten solas, por las que no encuentran sentido a su vida; por las marginadas y usadas como objeto de placer y de consumo; por las que han sido maltratadas y asesinadas.
Te pedimos, Padre Bueno, por todos nosotros, varones o mujeres; que nos sepamos comprender, valorar y ayudar mutuamente, para que en la relación, amable y positiva, colaboremos juntos al servicio de la familia y de la vida.
Amén
Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán (México)
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